En los últimos años el número de carreras populares se ha
ido incrementando notablemente, a la vez que se incrementa el número de participantes en las mismas. Dentro de las
carreras populares están las llamadas carreras solidarias.
Algunas de ellas son
muy conocidas, como la carrera de la mujer, la proniño, etc. Este tipo de
carreras tienen un carácter más festivo que competitivo y hacen que mucha
gente que no suele participar en carreras pueda tener la oportunidad de
hacerlo. Para ello se realizan recorridos más cortos, no existen tiempos
límites de llegada, se completan con pruebas infantiles, etc.
El abrir la participación de todos a las carreras es algo que está genial, pero
que desgraciadamente puede acabar con sustos o con lesiones. La falta de preparación
de muchos corredores, el desconocimiento de la distancia que van a correr, el
realizarlo con material no adecuado está a la orden del día.
El domingo 10 de Junio participé en la II Carrera Solidaria
Santander, celebrada simultáneamente en Madrid, Valencia y Santander, a favor
de Unicef y vi casos exagerados:
- Personas que corrían con playeras de tenis o pádel: ampollas fijo...
- Gente que iban a correr con playeras de fitness: prácticamente sin amortiguación
- Chicas que corrían maquilladas: la piel no traspira y la congestión se veía a distancia.
- Personas que corrieron la prueba de 10 kilómetros sin preparación previa.
- Etc.
Recordad bien que correr es una gran actividad para nuestro
cuerpo, pero que estas conductas temerarias ante una carrera hacen que lo que
puede ser un momento genial para nuestro cuerpo y mente, se torne en un
sacrificio y en que se nos quiten las
ganas de volver a participar en una carrera.
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